martes, 9 de octubre de 2012

La espera

A veces, estar a la altura de las circunstancias, es algo difícil. Con mas de 3 años de espera para que nuestro proceso de adopción comience a tener cuerpo, sigo soñando con ese niño que de color a nuestra vida, llene de risas la morada, y algún llanto nocturno, que haga que mi corazón se vuelque y salte de la cama para intentar consolar ese llanto...  

El sueño sigue siendo muy bonito, pero los años pasan. Ya con 42 largos, empiezo a notar que mi tiempo para algunas cosas pasa de largo, y quedan las ganas de que se cumpla aunque sea tarde. Y es aquí donde comienzan los miedos.  Miedos a que (por las edades que uno va teniendo) este más expuesto a enfermedades, a imprevistos, y a la muerte, aunque sea duro reconocerlo.   Entonces mi sueño sería algo efímero. Miedo a que no pueda darle otro hermano, o juegos como lo hacía mi madre. 

Los procesos de adopción son duros. Muy duros. Más sabiendo que se juega con una sensibilidad de personas que, por motivos muy distintos, se ven abocados a este sistema que solo busca la perfección de unos padres, cuando existe la imperfección en el resto de la sociedad. Y a ejemplos me remito, como certificados Psicológicos para que sepan si seré un buen padre (uno se pregunta si cuando todas estas parejas que se casan, se les hace algún informe para saber si están en condiciones de ser padres en el futuro), o un certificado de penales por si tengo antecedentes (como si no hubiera parejas que los tienen, pero a la hora de tener hijos esa condición no importa).. Podría seguir enumerando más, pero tampoco es cuestión de aburrir a nadie. 

Estoy seguro que todo aquel que se embarca en la paternidad/maternidad su principal misión es ser buen padre o madre. Nadie tiene la certeza de como saldrán sus hijos, si las cosas que se les inculque serán para bien o para mal, pero el fin es el mismo. Y aquí radica mi discrepancia, porque juego en inferioridad de condiciones que con las personas que no sufren el impedimento de la naturaleza de su paternidad/maternidad.

Historia aparte el negocio (aunque me digan lo contrario sigo pensando en lo mismo) de las adopciones internacionales. Mi santa se enoja mucho cuando hablo del niño de pago.. pero es la santa verdad.  Cada país es soberano de solicitar lo que se estime conveniente, pero cuando se trata de dar a un niño un hogar, se deberían de simplificar procesos por el bien de ese niño que, mejor pronto que tarde, tenga un hogar y un proceso de adaptación con su nueva familia. Los gastos por presentar en juzgados las solicitudes en el idioma de cada país, son "escandalosos" y no hablemos de países que te exigen estancias de 4 o 6 meses. 

El tiempo sigue pasando, y yo sigo esperando desde el año 2009.  Y nunca mejor dicho, el que espera, desespera....

Estados de ánimos equivalentes a los que se tienen cuando montas en una montaña rusa... hoy arriba, mañana abajo, sensaciones dispares dependiendo de lo que leas en un foro de personas que te cuentan como lo han pasado en todo su proceso, momentos de alegría cuando lees entregas, golpes de dolor, cuando lees que después de asignar una madre biológica reclamó a su hijo y tuvieron que dárselo... En fin.

En la imperfección de este proceso me encuentro, esperando a que llegue mi tren... o la cigüeña .. o lo que dios tenga en mente traer...

Sigo soñando.. despierto

Juan Anselmo de Andres.  09/10/2012



3 comentarios:

  1. En lo que sí se parecen los hijos biológicos a los que no lo son es en el hecho de que nos debemos a ellos por completo. A mi juicio incluso antes de tenerlos a nuestro lado.
    Tarde o temprano, por una u otra circunstancia y quien sabe si en más de una ocasión, tenemos que rendir cuentas a nuestros hijos. De tal suerte que no te puedes permitir esta falta de valentía y de fe.
    Porque llegará el minuto, apreciado Juan Anselmo, en que te tengas que presentar ante él o ella y habrás de poderle decir, mirándole a los ojos,: "te deseé más allá de todo miedo y te esperé más allá de cualquier desaliento".

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  2. Juan,

    No dejes de soñar, aunque sea despierto...es normal que la propia condición humana te empuje a subir a esa montaña rusa emocional de la que hablas, pero también forma parte de esa naturaleza el seguir luchando, el mantener una ilusión, una esperanza, porque de lo contrario estaríamos muertos. Pase lo que pase, si no lo sigues intentando seguramente tampoco podrías pasar página pensando qué hubiese sucedido, así que sólo te queda llegar hasta el final. Si te sirve de algo, todos tenemos miedos, sin embargo es una cuestión de ver quién es más fuerte, tus miedos o tú. Un abrazo muy fuerte con todo mi cariño. Óscar.

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  3. Los que te conocemos a ti y a Yolanda sabemos de lo afortunado que va a ser ese niño o esa niña que os está esperando ya por ahí, en algún lado, sin saber que su destino se va a enderezar en cuanto llegue a vuestra casa. Mucho ánimo y mucha fuerza, que está comprobado que las cosas que requieren más esfuerzo son las que más se valoran. Un abrazo

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