miércoles, 20 de abril de 2016

Llueve...

Gotas de lluvia resbalando por mi ventana. Respiro tan cerca que el vaho enturbia la transparencia del cristal, pero mi mano, con un movimiento simple, acaricia el vidrio dejando de nuevo la visión cristalina de la lluvia.
Llueve.
Refresco mis ideas. Cojo una pluma y plasmo lo que la lluvia me deja.

- ¿Por qué escribes eso? Me dice. Debajo de mis gotas siempre ha habido un beso, un abrazo, una risa, una lágrima camuflada.

Llueve...

Abro la ventana y el frescor y las gotas enturbian mi cara. Sigo escribiendo desde la ventana y la tinta se emborrona. Entonces te empiezo a escribir desde el alma.