domingo, 19 de mayo de 2013

Las huellas de las personas que caminan juntas, jamás se borran.


Hablar de lo que significa para mi el camino de Santiago, es algo que puede llegar a aburrir. Mis sentimientos cada vez que secundo ese periplo son increíblemente buenos, incluso, diría yo, que extraordinarios. Pero lo verdaderamente extraordinario de esta quinta experiencia, es encontrar gente variopinta, singular, dispar, distinta....Pero con unos lazos comunes: su bondad y calidad humana.  

No es una mañana cualquiera. Es la mañana. Suena el primer despertador a las 05:45 y los primeros cantos de pájaros se cuelan por la ventana del albergue. Alguien tose, otro da un salto desde la parte alta de la litera hasta el suelo que retumba con el impacto. Otros bostezan, se estiran, y los más perezosos se dan la vuelta dentro del saco. Es la mañana en Ponferrada.

Junto a mi primo Miguel Ángel, del cual he afianzado unos lazos que difícilmente se borraran, comenzamos a dar pasos. Día soleado en el que a la hora de haber empezado a caminar, afloraron mis ampollas que me acompañaron durante los diez días del camino. Durante este primer día en el que no nos separamos, compartimos charla, risas, vivencias y demás parlotadas que hicieron de las casi 7 horas andando, fueran un paseo hasta llegara Villafranca del Bierzo. Sus calles estrechas, sus fachadas, su puente y su río te transportan a tiempos en los que sólo llegamos por lecturas o películas. Villafranca nos acogió cual peregrinos errantes y nos enseño que ese pueblo acogedor de paso de miles de peregrinos, sigue teniendo la magia y el encanto de tiempos pasados. 

Mención especial a Herminio, que en su Hotel La puerta del perdón nos atendió estupendamente, nos acompaño durante la cena y con el que departimos ese rato agradable con un estupendo vino del Bierzo. Allí habrá que volver. 

Reanudamos los pasos dirección a O Cebreiro, la "etapa". Sus temidos 6 últimos kilómetros fueron motivación constante. Como el día anterior, andamos solos repartiendo alguna palabra con peregrinos y el habitual "buen camino". La llegada a las rampas fue rápida pero comenzó a bajar la temperatura y el frío hizo acto de presencia. El cielo se cerraba y el sol comenzaba su particular guerra contra las nubes para abrirse paso, pero esta vez y a lo largo de 4 días perdió la batalla. Lo que hasta el momento era un largo paseo derivo a un esfuerzo considerable, pero se consiguió, y tras otear desde la última rampa el muro de la entrada a O Cebreiro, las lágrimas surcaron mis mejillas y comprendí que el esfuerzo siempre tiene recompensa. Tarde muy desapacible con vientos fríos y lluvia. Al despertar la mañana siguiente comprobamos que la nieve formaría parte de esta aventura durante dos maravillosos días. 

Empezar el tercer día viendo que esta todo nevado, es una mezcla rara de sensaciones.

 Por un lado divisas un paisaje y unas sendas maravillosas pero el miedo te dice que puedes encontrarte con barro, ocultación de señales y sendas no visibles. Pero la aventura es la aventura y el deseo de dar pasos es más grande que los miedos. Nevó durante todo el camino, haciendo de esta etapa algo maravilloso. La etapa hacia Triacastela seria el punto de referencia dado que comenzamos unos vínculos con personas que nos acompañarían ya hasta Santiago.

Llegamos muy pronto, vamos que no había cola de espera en el albergue y dejamos la mochila en la puerta y nos fuimos a "hidratar" al bar que esta enfrenté. Allí, se acercó a preguntarnos un chico alto y espigado, cara cansada y mirada infantil. Supe en ese instante que no se apartaría de nuestro camino. Carlos (Carlinhos) natural de Brasil, de sentimientos muy profundos, noble y un gran corazón ha sido muy importante en mi camino. Hoy lo llamo "hermano". Ya en el albergue, Óscar. Catalán de nacimiento y gallego de adopción. Su humor, sus palabras, su buena forma de ser estaban presente cada día en todos los albergues que compartimos. Y Carlos, madrileño. Quizá no se nos abrió del todo, pero estoy seguro de que este camino ha válido para encontrarse y saber el motivo de sus pasos. Buena gente. La "panda" se estaba formando. Esa tarde fuimos de turismo al monasterio de Samos Carlos, Oscar, mi primo y yo. Gran momento con el monje que estaba en la puerta. De regreso cuando bajábamos del taxi, dos chicas empiezan a decirnos que estábamos haciendo trampas y que eso no era forma de hacer el camino (entre risas). Roxana y Marta. Extrovertidas, risueñas, alegres, contentas. Eran la alegría allá donde pisaban.  Esa tarde jugo mi Atleti contra el Madrid, y mejor no recordarlo... 

Al día siguiente partimos hacia Sarria con nieve, pero el sol seguía su particular disputa para darnos calor, y ver los campos de nieve donde el verde empieza a abrirse camino fue algo imborrable. El camino se hizo rápido, aunque nos equivocamos un tramo, con la suerte de que acabamos en el camino de casualidad. Hubo un momento que temí no saber donde estábamos. La cercanía a Sarria y el puente de Mayo mostraba un gran número de peregrinos por las sendas.  Llegamos pronto y compre unas sandalias para aliviar mis pasos dado que una ampolla en el dedo meñique me estaba lastrando.  Paseo ya en grupo por Sarria, afianzando lazos de amistad. 

A la mañana siguiente salimos un poco más tarde. Las sandalias me produjeron un gran alivio y los pasos fueron más regulares. Día parcialmente nublado. La entrada a Portomarin como siempre, expectacular. El río con mucho caudal dando una visión maravillosa de lo que Galicia es. Verde y agua siempre por todos los lares. Ese día hicimos la primera cena en grupo. Tonnino y Anna, sicilianos. Que maravilla de pareja. Leo, también italiano pero residiendo en Rumania, trovador y conquistador, quizá el estereotipo de italiano que muchos tenemos en mente, pero al final te das cuenta que de nada vale generalizar y que detrás de esa "máscara" de galán hay buena buena persona.  Allí conocimos a Juan, Pepita, Cristina y Jaime, Catalanes. Que buena gente. Colette y Luna, dos chicas algo cortadas pero indispensables ya el resto del camino. El "Chache", con una vitalidad arrolladora, con ganas de exprimir el camino en todos sus sentidos. Y mención especial para ese profesor de religión y sus chicos del colegio de Tres Cantos. Nombrarlos a todos me es difícil pero el profesor Juanra y Ricardo aportaron muchas cosas al grupo. Ya estaba formado. 

Otro día en el que salimos algo tarde hacia Palas de Rey. La lluvia hizo acto de presencia y a la hora de caminar, tuve que volver a calzarme las zapatillas porque con las sandalias se me estaban empapando los pies. Con dolor, quizá el día más duro caminando, me puse música y no hice ninguna parada hasta llegar al albergue. Día más tranquilo en el que cenamos de picoteo la mayoría del grupo. Los lazos ya consolidados. 

La etapa hasta Ribadixo fue especial. Su primera parte hasta Melide, donde paramos todos a comer pulpo, y en la que Carlihnos tubo su primera degustación con el bicho. Como le gustó y como mojaba pan en el aceite.  La llegada al albergue es especial por su paraje: puente de piedra y pradera verde donde el ruido del paso del agua, de las ramas de los árboles mecidas por el viento, del trinar de los pájaros, hacen de este un lugar privilegiado donde los haya. Nuestra segunda cena en grupo, quizá la mejor de todo el camino. Encendimos fuego en la chimenea, cenamos, y afloraron sonidos de otras tierras, otras culturas, otras lenguas, música y canciones de cada uno de nosotros, pero sobre todo de nuestros amigos italianos, quedarán siempre en nuestros corazones. Esa noche grabe en mi memoria lo ocurrido, porque visualice que a muchos de ellos es posible que no los vuelva a ver en mi vida, pero que cada vez que recordara esa noche, ese fuego, esas canciones, una sonrisa recorrería mi cara, y siempre estareid ahí, en Ribadixo.

Y amaneció el penúltimo día con un sol radiante. Comencé muy temprano a dar pasos, con el propósito de llegar pronto al albergue de Arca do Pino, como así fue. Día especial siempre, porque es día de despedidas, de saber que gente que en algún momento de tu vida pasa por tu lado, y recoges esa esencia que deja y que te ayuda a ser mejor cada día. Se organizo una cena en la que participando unas 30 personas. Miguel y Roxana al mando de la cocina, y un montón de "pinches", saliendo una cena estupenda. Después de la misma, empezaron a aflorar sentimientos, recuerdos, anécdotas y demás vivencias compartidas durante estos 10 días con toda esta gente. Algunas canciones, chistes, abrazos, besos, direcciones compartidas, mails, facebook, etc, y las ganas de pasar la ultima noche en un albergue bien.  


Hay quien no sabe, que el espíritu del camino es eso, compartir con el resto de gente las vivencias, la superación, y viven en la más profunda de las amarguras, no saboreando lo esencial del camino: "sus peregrinos".  A ese que nos quiso amargar la noche no lo consiguió, sino todo lo contrario, nos unió aún mucho más. Y ojala encuentre el verdadero espíritu que es aprender de todo el que piensa y siente de una manera distinta el camino.


Y llegó la última etapa, camino de Santiago. Comenzamos tarde, sabiendo que no teníamos que correr para llegar al albergue. Se hizo corta, muy corta, y llegando a las vallas del aeropuerto, coloqué mi tercera cruz para mi padre. Siempre presente en mis pasos, en los momentos duros siento sus palabras que me dan fuerza y aliento. Hace 5 años que nos dejó, pero cada día que pasa esta mucho más cerca. No hay día que no te encuentres a mi lado.  Seguimos hasta llegar al Mote do Gozo, donde mis lágrimas brotan de una manera especial. Es la Tercera vez que voy a entrar en Santiago, y mi primera visión es mi mujer. Ella es la que aporta sentido a mi vida, con la que voy caminando día a día en el verdadero camino que es la vida. 

Ya por las calles de Santiago, vuelvo a sentir lágrimas por mi cara, lagrimas de alegría por saber que todo esfuerzo merece la pena. Llegar a la plaza de la catedral, mirar hacia lo alto, y sentir la cercanía de mi mujer, de mi familia, de mis amigos, y comprender que estos 202 kilómetros recorridos tienen un sentido para mi vida: Intentar ser cada día mejor persona. Hay quien en la vida quiere ser alguien, y hay quien quiere hacer algo. Yo siempre quiero hacer algo. Y ese algo en un futuro no muy lejano es ser un buen padre para mi hijo adoptivo que está por llegar. Ser un  buen marido (con mis defectos que son muchos) y hacer feliz siempre a mi Campanilla, y ser siempre amigo incondicional de los que siento que son amigos.

La despedidas no siempre son buenas pero en la vida siempre hay un momento en el que se tienen que dar.

A mi primo Miguel Ángel, solo puedo decirte que gracias. Gracias por tu templanza, tu saber estar, tu visión más allá de las cosas, tu aplomo, tu hombro en mis llantos, tus risas, tus besos. Será difícil plantear otro camino y que no des pasos a mi lado. A Roxana y Marta. Gracias por vuestras risas, por ver la vida de una manera especial en la que nunca se le pierde la cara, por vuestras ganas de vivir, por vuestra jovialidad. Espíritus así hacen falta en este mundo para que sea mucho mejor. A Oscar, por tu sentido del humor, por saber que siempre estarás ahí. Tengo el sabor amargo de no haberte  podido dar un abrazo en Santiago, pero se que la vida nos pondrá en alguno de sus caminos otra vez. A Carlos. Muchas veces frío, otras contento. Tu camino hace comprender que a veces hay que dar pasos sólo para buscar y encontrar respuestas, y espero que las hayas encontrado. Al Chache, por su ayuda en todo momento, por su predisposición y entrega. La vida te ha castigado, pero tu eres de los que te levantas y golpeas. No te rindas nunca amigo. A mi hermano Carlos (Carlinhos), que decirte que no nos hayamos dicho ya. Que puede que nunca nos volvamos a ver, o quizás si, pero me enseñaste a ver la vida desde otros puntos de vista que no había contemplado nunca, tu fe, tu constancia, tu amabilidad, tu educación. Eres especial amigo, y no cambies nunca esa inocencia que llevas, y que te hace tan grande. A Tonino y Anna, La ringrazio molto per essere come voi, per la vostra gioia costante, fornendo altri modi di sentire, per le vostre canzoni. Siete una coppia meravigliosa, e il futuro ha in serbo per voi grandi cose. Speriamo che le nostre strade si incroceranno un giorno. A Leo; A te devo chiedere scusa per quel giudice te senza conoscerti, e dietro questa maschera c'è un essere umano accattivante. Grazie per essere sempre lì, la prima. Per la vostra generosità, per i tuoi abbracci. Mi auguro che la vita vi ricompenserà con quello che ti meriti.  Al cuarteto de la Seu, Jaime, Cristina, Juan y Pepita. Moltes gràcies per tot. M'hauria agradat haver donat algun pas amb vosaltres, però me'n vaig satisfet per habeos trobat. Les nits sense vosaltres, no haurien estat el mateix, i això ha fet aquest camí alguna cosa inesborrable. Se us vol (disculpar mi català, que se que no es muy bueno). A Collete y Luna, por vuestra templanza y serenidad, por transmitir siempre paz. También me hubiera gustado caminar algún rato junto a vosotras, pero me quedo con los vivido las noches de los albergues en las que este grupo formó esta gran FAMILIA.  Al profe Juanra y a ese grupo de chavales, porque la juventud aporta esa vitalidad que de vez en cuando olvidamos, y llevar un buen guía para afrontar las adversidades del camino (y de la vida) es esencial. Gracias por tu experiencia, por tus abrazos, pero sobre todo, por enseñarnos a ver la vida como lo que es, vida.  

Me faltaran algunos por nombrar, a otros que conocimos pero que pasaron de largo. Gracias a todos y a cada uno de vosotros. Mis anteriores caminos los viví de una manera distinta, sobre todo por ir siempre con gente muy joven, y sentirme el padre de ellos. Este camino, por suerte, tenía a mi primo que creo cogió ese rol  y me ha  permitido disfrutar de este camino de una manera especial. Gracias por aguantarme, gracias por soportarme, pero sobre todo, GRACIAS por aprender de cada uno de vosotros...

Las huellas de las personas que caminan juntos, jamás se borran.